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EL PRECIO DE LOS CARBURANTES SE DISPARA

El precio de los carburantes se dispara, la gasolina y el gasóleo aumentan su precio. Los carburantes en nuestro país están en niveles nunca vistos, sobre todo la gasolina, que es la más cara de la historia. 

Los datos extraídos del Ministerio para la Transición Ecológica muestran como los carburantes no han parado de subir desde que comenzó 2022.
La tendencia al alta sigue creciendo tras un 2021 para la historia. El litro de diésel en España cerró a mes de diciembre por encima de los 1,38 euros, lejos de los 1,065 que se pagaban en las estaciones de servicios a cierre de 2021. Así, llenar un depósito de gasóleo A se encareció un 30%.
En los últimos doce meses, la gasolina se ha encarecido un 24% y el gasóleo un 27%. Esto supone que para llenar ahora el depósito de un automóvil tenemos que pagar entre 15 y 20 euros más que hace solo un año.
El precio de los carburantes en las grandes ciudades ha batido los máximos históricos de 2012. Estas subidas sitúan a los carburantes como un nuevo problema añadido para las familias, que se suma al de los costes de la electricidad y el gas natural, y que retraerá el consumo. Con todo, lo más preocupante es que los altos precios de las gasolinas no darán tregua a lo largo del año.
Así lo indican las previsiones que apuntan a que el petróleo alcanzará los 100 dólares por barril en el corto plazo por el menor impulso en la producción, lo que reduce las reservas, y por el conflicto entre Rusia y la OTAN por Ucrania.

En el año 2021 aumentó el consumo
El año pasado aumentó el consumo de carburantes de automoción un 13,9%. Presentaron una mayor subida las gasolinas, un 23,4% más, que los gasóleos, un 11,8%. El incremento de la demanda de gasolinas sigue duplicando a la del gasóleo después de que el Gobierno de coalición demonizara los vehículos con motores diésel.
El incremento del precio de los carburantes supone otra piedra en el camino de la recuperación económica, ya que encarece los costes de prácticamente todos los sectores, sobre todo, el del transporte, tanto de pasajeros como de mercancías. Además, repercute en la inflación, actualmente en niveles que no se veían desde hace décadas.

Un hachazo fiscal en el horizonte
Pero el peso de la mochila que está soportando el precio de los carburantes podría incrementarse si sale adelante la idea en la que trabaja el Ejecutivo en su próxima reforma fiscal. El Ministerio de Hacienda ya tiene en su agenda añadir nuevos impuestos al diésel y a la gasolina.
La cantidad de impuestos que soportan los carburantes hace que su precio suba al doble después de sumar los costes de la materia prima, los de distribución y el beneficio de las empresas petroleras. En concreto el gravamen supone un encarecimiento del 52% para la gasolina y del 48% para el gasóleo de automoción.

Cada litro de carburantes tiene que soportar varios impuestos. El primero y más gravoso de todos es el Impuesto Especial de Hidrocarburos, una cantidad fija que se aplica a cada litro de combustible. Le sigue el IVA (al tipo del 21%)

Llenar el depósito cuesta 15 euros más que hace un año

Así, llenar un depósito medio de gasolina de 55 litros cuesta ahora en torno a 81,3 euros, unos 15,5 euros más que hace un año, mientras que en el caso de repostar con gasóleo asciende a casi 74 euros, unos 14,4 euros más que en la primera semana de 2021.
A pesar de estos niveles, el precio de la gasolina sin plomo de 95 está en España por debajo de la media de la Unión Europea, situada en 1,609 euros el litro, y de la zona euro, con un precio medio de 1,669 euros. En el caso del diésel ocurre algo similar, ya que el precio en la UE es de 1,489 y de 1,520 en la zona euro.

EL EFECTO “COHETE-PLUMA” DEL PRECIO DE LOS CARBURANTES

¿Por qué los carburantes tardan tanto en bajar y tan poco en subir? Esto se produce por el efecto “cohete y pluma”

El efecto «cohete y pluma», así es como lo denomina la propia Comisión Nacional de la Competencia (CNC) refiriéndose a que los precios de los carburantes suben como cohetes pero descienden con la lentitud de una pluma.

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La CNC que investiga el fenómeno, reconocía en 2012 esas asimetrías en la velocidad de ajuste de los precios. Existen un conjunto de motivos para explicarlo, que son:

El mercado de divisas: Las medidas puestas en marcha por el Banco Central Europeo (BCE) para reactivar la economía han tenido como efecto “secundario” el descenso de la moneda única europea, el euro. Como el mercado del petróleo  cotiza en dólares, la bajada del precio del barril es más pequeña al trasladarse el precio a euros.

– Impuestos: El 58% del precio de la gasolina son impuestos y, en el caso del gasóleo, los tributos representan el 49% de la factura final del consumidor en combustible. La carga fiscal deriva sobre todo del impuesto especial sobre hidrocarburos, que cuenta con un tipo general y uno especial.

– “Céntimo sanitario” por comunidades autónomas: En el año 2001, se establece el llamado “céntimo verde” o “céntimo sanitario”, que ni es un céntimo, ni es verde, ni se dedica a la sanidad. El céntimo sanitario es un impuesto sobre los carburantes aplicado por algunas Comunidades Autónomas, que nace para intentar dar solución al gasto del modelo español de sanidad pública.

El “céntimo sanitario” es la forma coloquial de llamarlo, ya que oficialmente se llama “Impuesto sobre las ventas minoristas de determinados hidrocarburos (IVMDH)”. Se ha convertido en el Tipo Autonómico (TA), que es uno de los tres tramos de impuestos de los que está compuesto el nuevo IEH, junto al Tipo Estatal General (TEG) y el Tipo Estatal especial, por lo tanto este impuesto encarece aun más el precio de los carburantes. Como podemos observar en la imagen que se muestra a continuación, Andalucía es una de las comunidades autónomas con el “céntimo sanitario” más  alto.                  

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– Costes de refinamiento: Un litro de gasolina no es lo mismo que un litro de crudo, hay unos costes del proceso de refinamiento y de transformación, que también hay que incluirlos.

– Márgenes de las petroleras: Hay que tener en cuenta los márgenes brutos promedio de imponen las petroleras, en este caso BP. El ‘superregulador’ señala que este margen incluye todos los costes asociados a la distribución del carburante, desde su origen (refinería o puerto de importación) hasta su destino (estación de servicio, centro de almacenamiento…), y la rentabilidad del operador mayorista y/o distribuidor minorista. Además, recoge otros costes derivados del cumplimiento de diversas obligaciones, como son el mantenimiento de existencias mínimas de seguridad, y la comercialización de biocarburantes con fines de transporte, entre otras.

– Retardo en la llegada del barril al mercado minorista: El barril que se compra hoy tarda en llegar al consumidor final una media de dos meses. Las petroleras sacan primero el stock de crudo que adquirieron hace unos meses a un precio mayor.

– Problemas de distribución del producto, los costes logísticos del transporte: España es el país más montañoso después de Suiza y eso tiene unos costes logísticos. Es complicado y más caro llevar el producto a determinadas zonas en las que las ventas son pequeñas y de difícil acceso.

Para más información sobre el precio de los carburantes y el efecto «cohete y pluma» consultar en  http://www.bp.com/es_es/spain.html